Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, vida, porque nunca me diste ni esperanza fallida, ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;
porque veo al final de mi rudo camino que yo fui el arquitecto de mi propio destino;
que si extraje las mieles o la hiel de las cosas, fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas: cuando planté rosales, coseché siempre rosas.
...Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno: ¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!
Hallé sin duda largas las noches de mis penas; mas no me prometiste tan sólo noches buenas; y en cambio tuve algunas santamente serenas...
Amé, fui amado, el sol acarició mi faz. ¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!
Amado Nervo
martes, 4 de octubre de 2016
EL DIA MAS FELIZ
El día más feliz, la hora más dichosa, los ha conocido mi corazón agotado y marchito; pero siento que ha desaparecido ya mi más alta esperanza de orgullo y de poderío.
¿He dicho de poderío? Sí. Pero desde hace largo tiempo, ¡ay de mí! se han desvanecido los bellos ensueños de la juventud; han pasado ya: dejémoslos que se desvanezcan!
Y tú, orgullo, ¿qué haré de ti ahora? Otra frente puede bien heredar el veneno que me has dado. Que por lo menos mi espíritu permanezca tranquilo.
El día más hermoso, la hora más feliz que mis ojos hayan visto y hayan podido ver jamás, mi más brillante mirada de orgullo y de poderío, todo eso ha existido pero ya no existe; yo lo siento.
Y si esa esperanza de orgullo y de poderío
me fuera ofrecida ahora acompañada de un dolor semejante al que experimento, no quisiera revivir esa hora brillante.
Porque bajo su ala llevaba una oscura mezcla y mientras volaba, dejaba caer una esencia todopoderosa para consumir un alma que tan bien la conocía. -Edgar Allan Poe